Matías de Ursua
Nikolasa
Antxo
Aitziber Sanz
Diseño de vestuario

"No existía ningún tipo de información ni referencia en cuanto al aspecto de los agotes, más allá de que eran caucásicos y otras cosas propias de leyendas que poco ayudan al conocimiento de sus vestimentas"
Cuando leí el guión, en su parte de época quedaban retratados tres grupos humanos claros. Por un lado los agotes. Pero también los habitantes vascones del valle del Baztán y los personajes procedentes de la corte española de principios del XVII. Surgieron así tres líneas de desarrollo y búsqueda de información y referencias basadas en la pintura y en los estudios etnográficos de la época. Sin embago en el caso de los agotes resultó prácticamente imposible encontrar nada en absoluto; así que tuvimos que “inventar” su estética. El director quería hacer especial incapié en el carácter universal de la historia que contaba la película y, tras largas conversaciones, quedó definido el trabajo y la estética de la propuesta. El productor quiso involucrar a la mayor parte de los habitantes del valle en la producción de la película. Así que montamos un taller de costura con 15 mujeres que desarrollaron la mayor parte del vestuario. Las prendas más complejas fueron confeccionadas en un taller de Barcelona y una mínima parte se alquiló. Desarrollamos el vestuario en colores típicos del valle, del bosque y de la tierra. El director insistio mucho en que quería hacer una historia oscura y que oliese. Así que, después del trabajo de costura, cada prenda (sobre todo las de los agotes) pasó por el taller de ambientación para “estropearla” casi hasta el límite de resistencia del tejido. Un año más tarde volvimos para rodar la actualidad, la “realidad”. En esta ocasión el vestuario se basaba en el realismo absoluto, sin artificios. Si en la parte anterior la fusión con las personas del valle se produjo en el taller de costura, en este ocasión las propias costureras se convirtieron en “actrices”. Y yo misma…